La gran mayoría de las infecciones de mamas tienen un origen endógeno, esto significa que la bacteria vive en el paciente como fuente, ya sea en la piel o dentro del tejido mamario; a pesar de tomar las mayores precauciones de antisepsia y administrar antibióticos profilácticos, no hay nada que evite que uno de cada cientos de casos de pechos operados perderá el implante debido a una infección.

Una vez confirmada la infección de los implantes mamarios y declarada su irreversibilidad, el protocolo de tratamiento recomendado puede incluir la explantación para retirada temprana o inmediata del implante afectado, que es fuente y huésped de la infección, para evitar una mayor progresión, enfermedad sistémica, daños en los tejidos mamarios superpuestos y adelgazamiento de la cubierta; una vez retirado la infección se erradica en pocas horas. Después de varios meses de enfriamiento y recuperación de los tejidos el pecho explantado puede volver a implantarse.