La incisión inframamaria es un abordaje de segundo nivel aunque bueno para realizar aumentos de mamas e inserción de implantes, tanto desde un punto de vista técnico relacionado con la seguridad, el lado médico para las opciones futuras de la paciente como por el resultado estético.

Sus principales desventajas son su inferior calidad estética de la cicatriz debido a la gruesa piel inframamaria, que no puede ser repetida ilimitado número de veces, no permite el recambio de implantes rotos y la limpieza completa de restos de silicona, conlleva cicatrices adicionales en el futuro debido a recambios de implantes, en caso de cambiar las dimensiones de los implantes la modificación del surco submamario afecta a la ubicación de la cicatriz, no está escondida bajo la ropa interior y de baño, no puede ser borrada mediante tatuaje de micropigmentación, no permite un trabajo quirúrgico cómodo con completa visualización por completo del bolsillo protésico por lo que asocia el procedimiento con una tasa ligeramente mayor de complicaciones como hematoma, pérdida de sensibilidad, etc, no permitiendo maniobras adicionales de carácter esencial en mamoplastias secundarias de revisión de resultados como capsulectomía, capsulorrafia, etc, y muchas otras lo que hace de esta incisión la indicación de segunda elección para la cirugía de implantes mamarios de cualquier tipo y contraindicada para mamoplastias secundarias de revisión de resultados.

Como única ventaja podría ser realizable en casos de areolas muy pequeñas y que es algo menos laboriosa para el cirujano.

El embarazo, la lactancia, las mamografías, la ecografía, los exámenes mamarios y las biopsias son perfectamente compatibles con esta técnica e igualmente eficaces.